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Las mejores películas de 2024

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Las mejores películas de 2024

Por Cultura Fnac

05/12/2024

Descubre las mejores películas internacionales de 2024, con una selección de títulos que han marcado el año

Aunque siempre te traemos lo mejor de lo mejor, no podemos resistirnos a hacer una lista de las mejores películas que hemos podido ver en este 2024. Un año que, a pesar de haber pasado como un suspiro, nos ha dejado un buen puñado de películas que ya ocupan un lugar privilegiado en nuestros corazoncitos cinéfilos. Empezamos con las diez mejores películas internacionales de este 2024 que ahora acaba. Pero tranquilos que, si esto os parece poco, nos quedan otro par de listitas.

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10. La primera profecía, de Arkasha Stevenson

¿Quién nos iba a decir que una precuela de La profecía iba a ser la mejor película de terror del año? La primera profecía es absolutamente terrorífica. Un cuidadísimo guion que sabe cómo y cuándo jugar con los tópicos de la saga de la que forma parte y del género más puro, así como algún que otro inteligentísimo guiño a otros referentes más enrevesados, como son los giallos de Dario Argento o La posesión de Andrzej Zulawski. Loable trabajazo de Arkasha Stevenson (que dirigió algún episodio de la muy marciana serie Brand New Cherry Flavor) a la hora de conseguir una atmósfera enfermiza y agobiante en su primer largo. Por encima de todo, su impresionante nivel estético y una Nell Tiger Free (la icónica Leanne Grayson en la serie Servant) desatadísima, regalándonos una de las mejores interpretaciones del año.

9. In water, de Dir. Hong Sang-soo

In water empieza suavecita, simpática, con algún que otro guiño a la soledad, como buena hija de Hong Sang-soo (En la playa sola de noche) que es. Vivimos un par de jornadas junto a un equipo de rodaje de guerrilla. Sus medios son ínfimos, tanto de rodaje como de catering u hospedaje. Sus conversaciones detrás de las cámaras también son un ejemplo de economía en el lenguaje. Hasta ese momento, In water parece confirmarse como otra agradable tarde de cine patrocinada por Hong Sang-soo… porque ninguno podríamos imaginarnos en mazazo final. Un giro inesperado y completamente devastador. Puede que, sopesando la película, ya hubiésemos ido viendo pequeñas señales sobre lo que nos podría venir. In water me dejó tan roto que ya no sabía si veía todo nublado por las lágrimas o por la decisión kamikaze de Hong Sang-soo de grabar desenfocada toda la película. Siempre me quedará el consuelo de la preciosa canción que entona Kim Min-hee (La novelista y su película) en la peli.

8. Dune. Parte dosde Denis Villeneuve

Si la primera parte de Dune ya fue una verdadera locura, esta continuación lo es aún más. Más espectáculo, más diseños fascinantes, más escenas impactantes, más maldad, más giros inesperados (para quien no haya leído la novela, obviamente). Dune. Parte dos es una mastodóntica obra de arte en la que todo funciona a la perfección. El saber hacer de Denis Villeneuve (La llegada) y su equipo artístico y técnico es algo espectacular. Los arrebatadores planos de las dunas de Arrakis, la grandiosa austeridad de los santuarios Fremen, el agobiante blanco y negro de Giedi Primes, el lujoso vestuario de la princesa Irulan, la apisonadora que es la banda sonora de Hans Zimmer, el maquillaje de Feyd y Lady Jessica… Todo. Absolutamente todo en Dune. Parte 2 está hecho para dejarte sin habla. Además de todo eso, esta película cuenta con algunas de las mejores interpretaciones del año. Timothée Chalamet (Call Me By Your Name), Zendaya (Rivales), Florence Pugh (Midsommar) y Austin Butler (Elvis) vuelven a demostrar que son los mejores intérpretes de su generación. Además, una Rebecca Ferguson (Misión imposible: Nación secreta) que nos regala un recital interpretativo fabricado del material del que están hechos los sueños… o las pesadillas, dependiendo del bando en el que te hayas alistado.

7. La sustancia, de Coralie Fargeat

Podríamos decir que La sustancia es el equivalente cinematográfico al brat summer que nos ha regalado Charli XCX en la música. Menudo despiporre el que nos trae Coralie Fargeat después de hacérnoslas pasar canutas hace unos añitos con Revenge. Esta alocada fábula sobre las presiones que sufren las mujeres por ser siempre jóvenes, canónicamente bellas, explosivas, sonrientes, es de todo menos sutil. Pero, ¿a quién le importa la sutileza cuando lo que la directora quiere no es otra cosa que hacer que nuestra mente derrape durante dos horas y veinte, tras las cuales no podemos hacer otra cosa que levantarnos emocionados de nuestros asientos y ovacionarla durante varios minutos como si estuviésemos en el Festival de Cannes? La sustancia es una locura sin partitura maravillosa que posee alguno de los mejores momentos cinematográficos del año (¿toda la película realmente?), en la que Fargeat se erige como una científica desquiciada que orquesta a la perfección un caos descontroladísimo que nos da muchísimo más de lo que promete y que provoca unos efectos secundarios que nos acompañarán de por vida y contra los que no querrás luchar.

6. La trampa, de M. Night Shyamalan

Nadie como Shyamalan (La visita) ha sabido rodar un concierto de manera tan realista y perfecta. El desquicio, las colas, los gritos, los temazos, las malas maneras en el puesto del merchan, los zombis haciendo yo qué sé en las barras y en los baños perdiéndose medio concierto… ¡La forma de mostrar a Lady Raven mientras actúa con ese encuadre como si estuviese grabando todo con el móvil! Ya solo con esos detalles hubiese sido muy feliz, pero es que encima la historia de La trampa es una verdadera delicia. Shyamalan es un cachondo y sabe jugar con nosotros, haciendo que nos riamos con él. No de él o él de nosotros. Sino que quiere que nos lo pasemos genial con los mil y un giros en esta huida hacia delante que intenta llevar a cabo Cooper, interpretado por un Josh Hartnett (Las vírgenes suicidas) desbocadísimo. A destacar también el tremendísimo servicio que realiza Saleka como Lady Raven. Tanto como actriz, como cantante. Además, esa aparición estelar de la mitiquísima Hayley Mills (Tú a Boston y yo a California). Un 10 como un concierto de grande.

5. I Saw the TV Glow, de Jane Schoenbrun

Ante la cancelación de nuestra serie favorita, Jane Schoenbrun (We’re All Going to the World’s Fair) nos pega el abrazo cinematográfico más grande y cálido que nos han pegado en nuestras vidas como espectadores. I Saw the TV Glow no va solo del amor fanático e interrumpido por The Pink Opaque (un precioso homenaje a esa Buffy, cazavampiros que nos marcó), sino por las personas con las que compartimos ese fanatismo y, especialmente, por los descubrimientos personales que realizamos durante esos años de adolescencia gracias a esas personas y a las series y películas que nos acompañaron entonces. I Saw the TV Glow es una alegoría lynchiana a esos cambios, a ese ejercicio de conocimiento y el proceso de cambio y aceptación de la identidad de uno mismo. Por si fuera poco, tremenda factura visual y una banda sonora de primera, con figuras de la talla de Caroline Polachek, Phoebe Bridgers, Sloppy Jane o yeule.

4. May December, de Todd Haynes

La película más almodovariana de la década no la firma el manchego más universal, sino Todd Haynes (Carol). May December es un verdadero locurón melodramático capitaneado por Julianne Moore (La habitación de al lado) y Natalie Portman (Jackie), dos actrices que siempre están pletóricas, pero es que lo que hacen en esta película es absoluta magia. La icónica línea de las salchichas, Portman ceceando mientras imita a Moore ante el espejo, Portman en el escondrijo donde ocurrió todo, el despertar del personaje de Charles Melton (Riverdale)… La maestría con que Haynes bordea (y abraza) lo camp y el exceso sin descarrilar en ningún momento, provocando que tengas ganas de aplaudir con cada one-liner o situación incómoda ante las que se enfrenten sus protagonistas. May December es una de esas películas que hace que sigamos teniendo fe en el Séptimo Arte.

3. La bestiade Bertrand Bonello

Como buen monstruo que es, La bestia juguetea con nosotros con una serie de saltos temporales que parecen más o menos inofensivos. Alguno diría que casi hasta divertidos, pero que terminan conformando una aterradora pesadilla extremadamente agobiante, gracias a las brutales interpretaciones de Léa Seydoux (La vida de Adéle) y George MacKay (1947), así como por el carácter inmersivo ideado por el propio Bonello que acaba destrozándonos emocionalmente por completo. Con La bestia, Bonello consigue lo que muchos petulantes llevan persiguiendo eones: el híbrido definitivo y perfecto entre dos poderosas obras cinematográficas tan afines como diferentes como son las de los maestros David Cronenberg y David Lynch. Teniendo como resultado la película más perturbadora y sugerente de la temporada, así como una de las más polarizadoras, consiguiendo un status de culto (y de odio) instantáneo, que no hará sino engrandecerse a medida que pasen los años.

2. Pobres criaturasde Yorgos Lanthimos

Como ya hicieran con La favorita, Yorgos Lanthimos y Tony McNamara vuelven a explorar las diferentes fricciones entre la libertad emancipadora de la mujer a través del conocimiento y los demonios de las masculinidades débiles. La mirada del espectador a la hora de acercarse a Pobres criaturas debe ser tan amplia de miras como las de la propia exploradora que comanda la expedición: Bella Baxter. Todo un icono feminista, sexual, socialista y LGBTQ+, por el que Emma Stone (La La Land) ganó su merecidísimo segundo Oscar. Su timing con el humor y su inteligencia a la hora de ejecutar los gags físicos es inigualable. Su balance entre el hieratismo y la inocencia, para segundos después soltar la mayor burrada o indecencia que le venga a la mente, es insuperable… Pobres criaturas está hecha del material en que está hecho el cine, que es el material del que están hechos los sueños, que a su vez es el material del que está hecha la libertad y los consiguientes orgasmos que conllevan vivir en paz con uno mismo.

1. Rivalesde Luca Guadagnino

Desde el primer minuto a su impresionante final, Rivales fluye a un ritmo imparable. No existe ni un segundo de respiro. Todo es un incesante ir y venir completamente inmersivo, que hace provoca la aparición involuntaria de pequeñas sonrisillas nerviosas por la excitación en el espectador. Como ocurría con Call Me By Your Name o Hasta los huesosLuca Guadagnino (Suspiria) prefiere seguir la máxima fassbinderiana de calentar y no mostrar. Una opción nada pacata, porque la sensualidad que despiden los cuerpos de los protagonistas es casi insoportable. Ya sea sobre la pista o en el hotel, comiéndose un churro o acercando una banqueta… bufff. Hijos directos de Jules, Jim y Catherine; Art, Patrick y Tashi han venido a este mundo para romper con todo. Sin importarles nada más que ellos mismos. Su legado quedará para siempre, tanto en nuestra mirada cinematográfica como en nuestra mente calenturienta. Rivales es una verdadera obra de arte de alto octanaje donde lo importante no es el tenis, sino la enfermiza dinámica de tira y afloja entre sus perfectos cuerpos y el sudor que resbala por ellos. Un sudor tan maravilloso que debería venderse embotellado a precio de oro. Juego, set y partido. Otro grand slam para Luca Guadagnino. Y van…

En conclusión, 2024 ha sido un año excepcional para las novedades de cine internacional, con una diversidad de películas brutal. Sin duda, 2024 será recordado como un año que nos ha regalado algunas de las películas más memorables de la década.

David Lastra (Cultura Fnac)

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